Los niños con TEA, suelen tener dificultades para establecer relaciones de reciprocidad tanto con adultos como con pares, por lo tanto, es importante crear oportunidades para enseñarles habilidades sociales y la diversión que llevan aparejada. Para motivar a los niños a relacionarse con otros podemos empezar con objetos o juegos que ya les resulten agradables o placenteros para que sea más fácil su participación. No obstante, no debemos comenzar con aquellos juegos u objetos por los que muestren un exceso de interés ya que podría dificultar el juego compartido.
Algunas de las cosas que podemos hacer en los espacios escolares para favorecer las habilidades sociales son: Juegos sensorio-motores, como correr y atrapar, cosquillitas, caballito, etc.; ya que le permite obtener placer en la relación con otras personas.
Juegos de imitación y contra-imitación, sabemos que la imitación es una de las habilidades constitutivas del aprendizaje, por lo tanto, podemos comenzar imitando aquellos movimientos que más repite (por ej. aplaudir) y una vez que tengamos su atención, empezar a introducir pequeños cambios en su secuencia (por ej. aplaudo dos veces y luego me toco la nariz).
Reforzar la mirada espontánea y los intentos de interacción Exagerar gestos y expresiones faciales para favorecer el contacto visual espontaneo Introducir esperas anticipadas, para favorecer el contacto visual y el pedido de la repetición de una secuencia/ensayo en la que el niño manifieste un buen nivel de motivación Hacer pequeños cambios en sus rutinas de juego para favorecer la flexibilización.
Los juguetes musicales así como los tecnológicos son secuenciales e introducen nociones de causa-efecto y facilitan el aprendizaje de habilidades sociales como toma de turnos Poner a la vista pero fuera del alcance del niño objetos favoritos para favorecer habilidades de pedido tanto verbales, gestuales como de comunicación alternativa.
Guía práctica para educadores" de Clelia Reboredo.