Sabemos que los niños con TEA tienen déficit de comprensión social o comprensión de la intencionalidad del otro. Estos déficits son explicados por los principios de la Teoría de la Mente, a partir de la cual se define la capacidad de inferir y deducir lo que las demás personas piensan, creen o sienten en un determinado momento.
Estas dificultades para la comprensión de las conductas sociales impactan directamente en el desarrollo de la comunicación, la interacción social, el juego ficticio y simbólico.
De tal forma es fundamental incluir, en los programas educativos, facilitadores de la comunicación social, tanto en los niveles más básicos como en el juego sensorio-motor, que incluye el reconocimiento de expresiones faciales, como en los niveles cognitivos más elevados relacionados con el juego simbólico y que abarca la capacidad de comprensión de creencias falsas (reconocimiento de emociones basadas en las creencias).
Los programas de intervención deben incluir:
Aprendizaje de las emociones a través de
• Reconocimiento de las expresiones faciales (podemos valernos de imágenes que las representen) Aprendizaje por imitación de las expresiones faciales (ya sea utilizando espejos, el educador como modelo o imágenes)
• Análisis de las partes que constituyen las expresiones faciales (recortando, pegando o dibujando las partes de la cara que conforman la expresión facial de una emoción)
• Realizar correspondencias del significado global de cada emoción, relacionándola con objetos o situaciones de la vida cotidiana
• Identificar emociones según las creencias (situaciones o imágenes en las que el niño interpreta el pensamiento o acción de una persona en función de una situación determinada)
Fragmento del Libro Desarrollo de la Comunicación Social
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